La procesionaria del pino es un animal conocido y peligroso para nuestros compañeros caninos. Estas orugas están cubiertas de pelos urticantes que se desprenden y provocan irritación intensa y reacciones alérgicas en la zona de contacto.
Conozcamos al “enemigo”
El ciclo de la procesionaria es anual:
- En verano la mariposa pone huevos en las copas de los pinos.
- De septiembre a octubre nacen las orugas y durante el otoño tejen los bolsones característicos para pasar el invierno. Mientras la temperatura es suave pueden salir del nido y con poca frecuencia bajan del árbol.
- A finales de invierno y principios de primavera (normalmente entre febrero y abril) es cuando bajan en procesión para buscar un lugar en el que enterrarse y formar la crisálida. Es en este momento cuando suponen un peligro para niños y mascotas.
- A partir de junio nacen las mariposas cerrando el ciclo.

Síntomas de contacto con la procesionaria
- En la mayoría de los casos afecta a la lengua, boca y labios del animal. También puede afectar a los ojos si los pelos quedan clavados en la córnea.
- Produce una reacción inflamatoria prolongada, ya que los pelos urticantes se quedan clavados en la zona. Si no se trata rápidamente puede producir necrosis y muerte del tejido.
- Puede provocar vómitos en menor medida y de forma poco frecuente shock hipovolémico o dificultad respiratoria.


¿Cómo actuar ante un caso de reacción por procesionaria?
- Lo primero es lavar la zona con agua, a ser posible caliente. La toxina que produce la procesionaria es termolábil, lo que significa que se desactiva con el calor. Esta medida a tiempo es fundamental para evitar la necrosis y las secuelas posteriores.
- Ponte en contacto con un veterinario cuanto antes , si tienes a mano corticoides de acción rápida (Urbasón) inyéctalo vía intramuscular a la dosis que te indique y después acude a una clínica sin demora.
- En el veterinario se le darán cuidados avanzados para reducir la inflamación y evitar secuelas.
Cuanto más se tarde en actuar, más probabilidades habrá de que queden secuelas permanentes como pérdida de la lengua, piel o incluso muerte del animal.
¿Qué podemos hacer si vemos un árbol infectado?
- Otoño – invierno: Retirar los nidos con pértigas u otros utensilios es la manera más rápida y eficaz de eliminar la procesionaria. Después hay que destruir los nidos para evitar que salgan las orugas.
Si el nido no es accesible se puede dañar con perdigones para que las orugas mueran con las bajas temperaturas. - Invierno – primavera: Colocación de bolsas de captura masiva para las orugas antes de que bajen del árbol
- Finales de primavera: Colocación de bolsas con feromonas para capturar mariposas macho evitando que se reproduzcan.
- Finales de verano – otoño: se pueden tratar los pinos mediante inyecciones en el tronco de un producto químico en otoño.

El equilibrio natural
Hay que decir que la procesionaria es un problema de salud pública pero no es perjudicial para el medio ambiente.
Se alimenta de las acículas del pino, cosa que hacen muy pocas especies, y produce un excremento rico en nitrógeno y humedad que mejora la calidad del suelo forestal.
Sin embargo, las alteraciones en los ecosistemas pueden elevar las poblaciones de procesionaria convirtiéndolas en un problema para el medio ambiente y para nosotros.
Cuidando nuestro entorno y luchando contra el cambio climático ayudamos a estabilizar su población.
Las orugas tienen enemigos naturales como la abubilla, el herrerillo, el carbonero o la avispa Ammophila, pero de nada sirve si destruimos su hábitat.
Además, los grupos en nido pueden morir por debajo de los -10ºC, pero los últimos inviernos no han alcanzado bajas temperaturas aumentando así la población en primavera.
Imágenes:
Portal Veterinaria y Wikipedia Commons
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